lunes, junio 13, 2005

Almas que nos piden una y mil oraciones más

En Colombia, miles de hombres y mujeres deambulan por el asfalto de nuestra indiferencia y temor, alimentan su cuerpo con sobras o comida escarbada en las bolsas de la basura, se abrigan con cartones y periódicos y poseen como techo el oscuro cielo de cada noche. Almas que piden amor, una palabra amable, una sonrisa o una oración.

Así mismo, las esquinas de los semáforos son un carrusel de niños malabaristas, jóvenes limpia parabrisas, ancianos, desplazados o indígenas. Almas que piden nuestras plegarias.

Cohabitamos con seres insatisfechos y deprimidos que no le encuentran sentido a su vida, mujeres con un hijo en sus entrañas que no desean, padres indiferentes ante la súplica de unos ojos inocentes que ruegan afecto. Almas que piden una oración.

Y otros con su orgullo y autosuficiencia no permiten que la luz celestial brille en su interior y Dios es una palabra que no pertenece a su vocabulario. Almas que nos piden en su silencio sublime, una oración.

Todos, por su parte, piden miles de oraciones más.

Anexo 18.08.05: Ante el comentario de un lector sobre esta reflexión y que en palabras textuales argumentó: “la oración nada vale sin la acción”, consiento con su punto de vista, puesto que ante tanta penuria e injusticia es indispensable actuar; no obstante, pienso que con respecto a la oración y en su poder, con los años de peregrinaje por este planeta descubrí que una magna forma de servir la encuentro indiscutiblemente en esta herramienta.

Esta afirmación la baso en mi propio testimonio y en el de cientos de personas que conozco, las cuales perciben la oración como un medio de servicio, la cual refuerza el contacto con Dios.

Adicionalmente, no todos en este plano tenemos la misma misión y ante las diferencias de cada hombre y mujer, mientras algunos optan por el servicio entregado en cuerpo y alma, viviendo incluso las mismas necesidades de los demás, otros se dedican a orar por las insuficiencias y trabajos de estos.

Es precisamente la oración la que vigoriza las buenas intenciones y nos da la fuerza para trabajar por el otro, por el necesitado.

Foto: Og